Dunedin es una ciudad con encanto. Es bastante grande para lo normal aquí, y nuestro mapa no la abarcaba completa, así que estuvimos un buen rato considerablemente perdidas para encontrar el camping. Estaba lleno, y como necesitábamos desesperadamente ducha, laundry, cargamiento de utensilios, etc... no encaminamos a un backpackers en la Elm Street y decidimos quedarnos allí un par de días: uno para ver la ciudad y otro para adentrarnos en la península de Otago para ver vida salvaje. Allí el tipo del hostel, un tal Kim, muy majete, nos contó sitios para ver; y por ello contratamos el tour contemplativo de animalitos, que es de la asociación protectora de ellos. Luego ya bajamos a la ciudad y vimos un museo de Historia maorí y polinesia, sacándonos una foto con la típica canoa maorí, que se llama wakataua.
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El centro de Dunedin es un octógono, y es la primera vez que vemos edificios con más de 100 años de antigüedad (iglesias casi todos, claro). Luego nos dio un arrebato y entramos al cine: 13 dólares del ala, oiga (1.300 pesetas, se caga la perra). Vimos "Spanglish", y dada su temática, conseguimos entenderla; solo que en general nos reíamos inversamente al resto del cine.
![]() Esta es la estación de tren... |
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En el tour de animales, nos recogieron a las 3 de la tarde y nos llevaron en un autobús a la punta de la península de Otago. ¡¡Nos dieron incluso una hoja de especies en castellano!! Vimos pingüinos de ojos amarillos, leones marinos (de la variante neozelandesa "Hooker Sea Lion") foquitas, albaross, cormoranes... y todo esto con prismáticos y pateando colinitas arriba y abajo. Además, como la guía veía que no hablábamos muy bien inglés, decía las cosas muy despacito y con mucha mímica. Vamos, que fuimos capaces incluso de entender la leyenda del albatross: Se dice que una barca maorí iba siguiendo a un albatross para encontrar las corrientes de viento; y uno de la barca tuvo la brillante idea de matarlo. Entonces los demás le dijeron: "Has matado al albatross, has matado al viento". Le hicieron colgarse el cadáver al cuello y desde entonces se dice que matar un albatross da mala suerte. Supongo que si la leyenda existe se supone que alguno de ellos sobreviviría. Vamos, digo yo... a la derecha, la playa que estaba llena de animalitos... | |
Empezamos por los animalitos más tradicionales... Y pasamos a los más curiosos.... |
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Los leones marinos: tremendos bichejos. El macho pesa hasta 200 kilos, y la hembra 50. Pueden correr hasta 20 km/h y si se dirige a tí tiene que dar un miedo de la leche. |
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A la derecha, el refugio de las albatross. Las vimos por los prismáticos, volando por encima de nuestras cabezas. Los cormoranes los veías más cerca, porque estaban enganchados a las paredes de los acantilados que se ven... |