Queenstown

    Y ahora llegamos a la primera zona de lagos. Bajando hacia Queenstown, pasamos dos lagos: el Wanaka y el Hawea. Estos son momentos de parada y conducción por allí:

   

     En Wanaka ciudad decidimos pararnos: paseamos, observamos el lago (impresionante, sí señor); nos comimos un plato a medias que consistía en salmón con queso, pizza con patata y vegetales, pan con salami y capuccino para acompañar; y todo el mundo nos miraba el plato al pasar. Sentadas enfrente del lago, las palomas planeaban flotando sobre nuestras cabezas, como suspendidas de un hilo.

Este es el río Kawarau, que dejamos a un lado pero que, visto el color impresionante de su agua, paramos a fotografiar.

Y aquí está Queenstown. Abajo, el cementerio, visita obligada que siempre cumplo. A la derecha, una calle cualquiera.

    La ciudad no nos apasionó demasiado. Todo el mundo kiwi nos había dicho que era maravillosa, la mejor de la isla sur... pero resultó ser una ciudad para guiris en la que evidentemente no vivía ningún local. En nuestra línea, a tomar los potes acudimos a Frankton, a un bar lleno de currelas. Debe ser la repera para practicar deportes de riesgo: que si tirarte en paracaídas, hacer puenting, jetboat... pero como esa no era nuestra intención, pues ná.. que usamos nuestra estancia principalmente para cosas prácticas (compras varias y depilación de bigote. Bieeeen!! lo conseguimos!!! eso sí, me clavaron mas de mil pelas por ello. Joderrrr...

    El único punto de la ciudad era que te podías subir en teleférico (que ellos llamaban góndola) y verla desde arriba. Y eso si era bonito, porque el lago a la vera del cual está es grandioso.

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