Día 2: 19 de Septiembre, viernes

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Tras prepararnos un poco lo que queríamos ver, decidimos acudir al barrio de Kreutzberg.

A la derecha, en la entrada de nuestro portal, Aitor con un pie a cada lado del antiguo muro. Como curiosidad, nuestra casa era justo la primera casa de la parte oeste.

Empezaríamos llegando a la parada de metro de Schlesisches Tor, juesto al lado de un puente gigantesco que nos llevaría al trozo de muro mas grande que ha sobrevivido, de más de un kilómetro de longitud. Hoy en día es la East Side Gallery: pese a que en 1991 fue declarada monumento nacional, está en un estado bastante lamentable. En 1990, un total de 118 artistas procedentes de 21 países diferentes pintaron los 1.316 metos de muro, pero la mayoría de los murales estaban graffiteados por encima y en un pésimo estado de conservación.

Luego continuaríamos hacia Maybachufer, calle en la que se instala un gigantesco mercado turco los martes y los viernes. Y de ahí, a profundizar en el barrio turco.

Aquí puede verse cómo el muro en trealidad era doble: en el centro un pasadizo y, cada ciertos metros, torres de vigilancia.

Pese a que no se distinga bien en la foto, el bicho del mural de la derecha estaba formado por pequeñas personitas, se está comiendo a otra pequeña personita y daba una grima considerable

Caminando hacia el mercado Maybachufer, y dando vueltas por el mondonguillo

 

 

A continuación, fuimos al museo de Kreutzberg, que recoge la documentación sobre las distintas oleadas de inmigrantes así como sobre las fases por las que ha pasado la escena social del barrio.

 

Además, había una exposición temporal sobre unos personajes que se curraban unas caravanas geniales y hacían esculturas y otras historias con forja.

 

Tras comer y echar unos potes en alguno de los bares de la Oranienstrasse, nos fuimos hasta el museo judío. Como ya era tarde, evidentemente estaba cerrado, pero nos decepcionó la mala iluminación. Se supone que la arquitectura del edificio es una estrella de David, y es un símbolo de la arquitectura moderna de la ciudad, pero no pudimos apreciar nada de eso.

De camino a casa, pasamos por el Checkpoint Charlie, paso en el que los soldados soviéticos y americanos se vigilaban durante la separación causada por el muro.

 

Para acabar el día, subimos de nuevo a la Bebelplatz para ver el famoso agujero en el suelo que era la representación de una biblioteca vacía y que no habíamos conseguido encontrar el día anterior. En la placa, una frase en alemán: "Los que empiezan quemando libros, acaban quemando personas"

 

 

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