Esta es la crónica de un viaje demasiado corto.

Pese a que tanto nuestra llegada como nuestra partida fueron un infierno de mala suerte, lo que fueron los tres días de estancia en Berlín no tuvieron nada que ver con ello.

La ida supuso una penosa gaupasa en un aeropuerto doméstico sin ningún tipo de equipamiento para que la gente durmiera en él. Vamos, que tuvimos que agenciarnos un trozo de suelo, soportar una luz de quirófano que traspasaba los párpados sin ningún problema y aguantar las voces de todo el equipo de limpieza del aeropuerto. Todo ésto, teniendo que fumar fuera a una temperatura glacial.

Respecto al retorno, prefiero no comentar demasiado la angustia que supone el perder el vuelo de vuelta. Simplemente decir que recorrimos durante 24 horas tres países eurpoeos en tren: viajamos por el subsuelo de París, vimos la catedral de Colonia desde la estación y, por fortuna, pudimos disfrutar de unas cómodas literas durante la noche.

Pero eso aquí no vamos a mostrarlo. Las fotos solo van a reflejar lo positivo. Una bonita e interesante ciudad que necesita mucho mas de tres días para disfrutarla como se debe.

Recuerda que para ver las fotos con mas calidad, basta con pinchar encima de cualquiera de ellas.

¡¡Vamos a ello!!