Una vez Pabliño retornó a tierras gallegas, nosotras decidimos cogernos un tren de cercanías y echar un vistazo a Sintra, que nos habían dicho que era un pueblo de postal. Efectivamente era precioso. Hicimos una caminata monte arriba para buscar el Castelo dos mouros, aunque al llegar, ya estaba cerrado; pero mereció la pena. Lo de abajo era de cuento, pero el castillo era medieval de los buenos... |
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Arriba, el Palacio nacional | |
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En la subida |
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