Y así llegamos a Ziguinchor. Si se va por tierra, hay que atravesar Gambia para llegar a la Casamance, pero si vas por mar desciendes al sur por el océano atlántico y luego entras en el río Casamance hasta Ziguinchor, la capital de la región, que en realidad es casi mas un pueblo que una ciudad. Dicho río separa dos regiones: la alta Casamance de la baja Casamance. Nosotros nos decidimos por la baja Casamance.
Javi se emocionó a sacar fotos en nuestra recta final del viaje, como puede verse...
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Según atracamos ignoramos los taxis que se nos ofrecían y fuimos dando un paseo hasta la Gare de Routard. Teníamos decidido irnos lo mas lejos posible para, en caso necesario, ir luego acercándonos poco a poco de nuevo a Ziguinchor para volver a coger el ferry de vuelta a Dakar. Lo que mas lejano vimos en la zona del sur era Cap Skirring, muy cerca de la frontera con Guinea y de cuyo lugar las guías decían que tenía las playas mas guapas de Senegal. En el mapa parecía una porrada de distancia, pero luego se tardaba aproximadamente hora y media en llegar.
En el camino vimos al mono borracho (la flag es, con la gazelle, la otra cerveza Senegalesa por excelencia). Y abajo se me ve a mí cogiendo sitio en nuestro Sette place, donde ya nos habían dicho que el mejor lugar es el que pilla detrás del conductor, ya que su ventanilla siempre funciona y te va todo el airecillo.
Por el camino se veían muchos militares y muchos guiris pescando, parece que es una de las principales causas del turismo en esta zona. Bueno, eso y el turismo de ligoteo, claro... |
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Y así llegamos a Cap Skirring. Optamos por ir a Le Paradise, un poco alejado del pueblito pero al lado de la playa; y mientras nos tomábamos una cerveza conocimos a Mass, un tipo que hacía artesanía africana y tenía una tienda. Él nos llevó a comer a un garito muy bueno allí en el pueblo, y nos acompañó a Le Paradise. El tipo hablaba algo de español y fue bastante majo, la verdad. Aprovechamos para acosarle a preguntas sobre la región. Por ejemplo, hay muchas diferencias desde el momento en que se hablan muchos mas idiomas autóctonos. En el norte sólo ha sobrevivido el Wolof, que parece que ha debido fagocitar el resto de idiomas africanos de la zona. Por otra parte, aquí había muchos menos musulmanes: Mass nos dijo que había mucha gente animista. Y claro, eso también se nota en la actitud de las personas.
Al día siguiente cogimos nuestros bañadores y nos fuimos a la playa. Efectivamente era una playa larga, larga.. nos dimos un paseillo hacia el sur y tiramos las toallas en la arena. Javi se pegó un baño incluso, pero yo no me atreví: tampoco es que hiciera tanto calor y el océano atlántico está para mi gusto demasiado frío, pero Javi dice que estaba muy buena. Eso sí, de cuando en cuando veías manadas de vacas tostándose al sol, y había mogollón de peña tratando de venderte cosas, ofreciéndose como guías, etc... |
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Después de una duchita, nos fuimos al pueblo, porque Mass (a la derecha) nos había invitado a comer en su tienda. También nos convidó a vino de palma (que malísimo, por diossss) y nos presentó a su hermano, que estaba empeñado en venderle a Javi un mortero. Y ya se sabe: después de comer nos tomamos unas cervezas, luego compramos una botella de ron en una tienda (ron de la dominica, que de bueno tampoco tenía un pelo) y nos lo llevamos a Le Paradise para tomarlo con coca colas. Y claro, pues pasó lo que tenía que pasar, que nos agarramos un papón de espanto.O bueno, al menos yo sí que me lo agarré. Ya tendría tiempo de arrepentirme al día siguiente, pero creo que el principal responsable de mi estómago hecho polvo fue el asqueroso vino de palma aquel, que olía super ácido.
Abajo puede verse el pueblo de Cap Skirring: ya se ve que muy grande no es. |
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El viernes no fue un buen día para mí. Como ya he dicho, la resaca me pasó factura, y tenía el estómago pa Tudela. Encima, amaneció bastante nublado; pero Javi aprovechó para darse un paseo por la playa. Llegó hasta el pueblo y se fue a ver el puerto. Luego, a media tarde, nos fuimos a un garito de los de la carretera principal a comer, pero llegamos demasiado tarde y solo pudimos comer una ensalada. Bueno, yo no comí demasiado, pero Javi me ayudó. |
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El sábado 19 mi situación no mejoró, sino más bien al contrario. Los males pasaron de mi estómago a mis tripas; y estuve todo el día vagueando entre la habitación, el báter de la habitación y la terraza del Paradise.
Javi, por el contrario, se hizo distintas excursiones a la playa, y a los garitos de la carretera a buscarme comida, etc... mientras iba trincándose la media botella de ron que nos quedaba, así que su día de papas fue éste. Su intención inicial era irse a Kabrousse, que es el último pueblo al sur antes de entrar en Guinea, pero finalmente tuvo que cambiar sus planes. Eso sí, justo cuando atardecía hubo un apagón en todo el campamento, y cuando fui a buscarle al bar me le encontré bebiendo pastis con dos franceses, así que puede uno imaginarse como le llegó el final del día: para quien no lo sepa, el pastis es muuuuy malooooo...
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Y así llegó el domingo, día de partida. Nos fuimos en taxi al pueblo y cogimos un sette place para volver a Ziguinchor. Mi estómago y mis tripas ya se encontraban mucho mejor, así que no tuve problemas de camino. Parece una tontería, pero hacerte un viaje de dos horas teniendo una cagalera no es muy estimulante. El camino de vuelta se nos hizo muy corto, y una hora antes de que se abrieran las puertas nosotros ya estábamos allí. Yo me quedé cuidando las mochilas y Javi se fue a echar mis postales y a comer algo. Lo de las postales fue curioso: de las 11 que echamos sólo llegaron la mitad, cosa que no se entiende muy bien.
El viaje de vuelta en ferry fue bastante peor que el de la ida, porque había dos pantallas gigantes y se dedicaron a poner futbol todo el rato. Para mas inri, nos retransmitieron un partido del athletic de Bilbao contra el Barsa. (He de decir que todo el mundo apoyaba claramente al Barsa). Durante la tarde, yo estuve casi todo el rato en cubierta oyendo música o leyendo, pero a la noche me fui a tratar de dormir en las butacas, aunque no me fue muy bien. Durante la tarde parece ser que Javi estuvo intentando dormir dentro, pero cada vez que metían un gol la gente chillaba y acabó saliéndose conmigo. Además, volvimos a cenar en el restaurante.
Y así, a las 6 de la mañana, llegamos de nuevo a Dakar. Última parada antes de volver a nuestra tierra. |
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