Saint Louis

Y de ahí, nos cogimos el metro de vuelta a Times Square. Nos habíamos comido simplemente unos pasteles en el Soho, y hacía bastante frío, así que buscamos un lugar donde tomarnos un chocolate caliente cerca de las taquillas (y tan caliente, vaya sobrada, nos costó al menos media hora templarlo para poder beberlo) y a las 3 estábamos allí haciendo cola. Y vaya cola. Nos comimos casi una hora de espera y, cuando ya llegábamos a las taquillas, se acabaron todas las entradas para los musicales. Nuestro gozo en un pozo.

Decidimos volver al día siguiente con más tiempo de margen, y aprovechamos para buscar la tienda de la NBA, que Iñigo ya se estaba poniendo nervioso. Así que nos volvimos a subir la 5ª avenida y allí que hicimos unas compritas.

Una vez satisfechos todos, nos cogimos el metro de vuelta a Queens, que ya eran horas.

Jueves 28 de marzo: Chinatown, Little Italy y el Soho
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Ese fue el día escogido para hacer la cola en Times Square y conseguir entradas para un musical. Por ello, optamos por aventurarnos por la mañana por Chinatown y barrios aledaños para luego coger el metro y estar de vuelta a las 3 de la tarde, que abrían las taquillas.
Comenzamos por Chinatown. Los carteles estaban en chino, había mogollón de ancianos chinos, estaba lleno de tiendas chinas, y había un parque con una estatua de un chino (debió ser el primer presidente de China, el caballero). Por lo demás, un barrio muy normal. Lo mas llamativo es que todos los barrios están pegados unos con otros. Cruzas una calle y.. tachán!! ya estás en Little Italy. Y cruzas otra calle.. tachín!! y estás en el Soho. Aquí las muestras de Chinatown.


Little Italy era una simple calle ocupada por restaurantes italianos. Habíamos leído que el barrio estaba reduciéndose porque se lo está comiendo chinatown, pero la sensación es que se ha quedado realmente pequeño. El Soho, sin embargo, era bastante grande. Los edificios están hechos con hierro, y la verdad es que eran bastante chulos. Todas estas fotos son del Soho. Además, había tiendas muy curiosas (y se supone que muy caras), entre ellas una de Taschen, donde entramos, y flipamos con los libros de fotografía que tenían.


Y de ahí, nos cogimos el metro de vuelta a Times Square. Nos habíamos comido simplemente unos pasteles en el Soho, y hacía bastante frío, así que buscamos un lugar donde tomarnos un chocolate caliente cerca de las taquillas (y tan caliente, vaya sobrada, nos costó al menos media hora templarlo para poder beberlo) y a las 3 estábamos allí haciendo cola. Y vaya cola. Nos comimos casi una hora de espera y, cuando ya llegábamos a las taquillas, se acabaron todas las entradas para los musicales. Nuestro gozo en un pozo. Decidimos volver al día siguiente con más tiempo de margen, y aprovechamos para buscar la tienda de la NBA, que Iñigo ya se estaba poniendo nervioso. Así que nos volvimos a subir la 5ª avenida y allí que hicimos unas compritas. Una vez satisfechos todos, nos cogimos el metro de vuelta a Queens, que ya eran horas.
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