Domingo 31 de marzo: Desfile de Pascua, Central Park, Grenwich Village y Madison Square Garden
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Si bien la idea inicial era ir a ver una misa gospel en Harlem, tras la recomendación de un venezolano con el que coincidí y de el guía turístico del hotel, al final optamos por ir a ver el desfile de Pascua, que solo pasa una vez al año.

Diferente al resto de los desfiles que se organizan en la ciudad para conmemorar otras fechas, el desfile de Pascua es un evento menos organizado e informal. Sin carrozas ni bandas musicales o coreográficas, es más bien una procesión original y un poco circense para celebrar la Pascua estilo Nueva York.

Contrariamente a lo que se esperaría de un desfile en una fecha religiosa, el desfile del Domingo de Pascua en Nueva York, es un evento bastante extravagante al que asisten una gran cantidad de personas todos los años, y en el que se destacan las mascotas, a veces exóticas, al igual que los excéntricos trajes y sombreros, de muchos de sus participantes.

El desfile es una tradición que se remonta a mediados del siglo XIX, época en la cual, las personas más adineradas de la ciudad asistían a los servicios de Pascua en la catedral de San Patrick y otras iglesias de la ciudad. Tras la misa, muchos desfilaban con sus carruajes por la Quinta Avenida, en procesión hacia las demás iglesias para admirar las diferentes decoraciones de Pascua, y a la vez exhibir sus elegantes trajes y sombreros ante los espectadores que se aglomeraban sobre la avenida para poder apreciar las últimas tendencias de la moda y los tradicionales sombreros del día de Pascua de los más acomodados. Transformado en una combinación de tradición religiosa y desfile de moda, el evento fue creciendo en popularidad hacia mediados del siglo XX, llegando a tener más de un millón de asistentes en 1947. Con el tiempo, la popularidad del desfile ha ido disminuyendo con una asistencia estimada de alrededor de treinta mil personas en los últimos años.

Manteniendo la tradición, y en muchos casos a modo de sátira de glorias pasadas, actualmente muchos de los participantes se lucen con llamativos trajes coloridos y sombreros estrambóticos, adornados de flores y fantasía, acompañados de sus mascotas, que también van vestidas para la ocasión. Conocido también como el Easter Bonnet Festival, los sombreros tienen un rol protagónico en el desfile y se pueden ver verdaderas creaciones artísticas y diseños estrafalarios, desde ruedas de la fortuna a jardines y nidos con aves vivas, como en desfiles anteriores.

Desde luego que, como puede verse en las fotos, es un desfile tremendamente peculiar.

 

Parece ser que luego se hace un juego de huevos de pascua en Central Park, así que optamos porvolver a entrar a nuestro parque mítico. Eso sí, esta vez exploramos el lado Este, completamente distinto al del día anterior.

Si bien las ardillas siguieron siendo fuente de gran sorpresa (qué pasote, qué atrevidas que son. Y encima selectivas: no quisieron comerse los cacahuetes que les dimos); en esta ocasión pudimos ver varios músicos (algunos con saxo, otros con una especie de clavicordios medievales, un coro de adolescentes haciendo una coreografía, etc..) y visitamos las estatuas de Alicia en el país de las maravillas y Hans Christian Andersen.

Como ya se acercaba el mediodía, decidimos cogernos el metro para irnos a Grenwich Village.

Este barrio ha sido conocido como un bastión de la cultura artística y bohemia. Además, en Greenwich Village se encuentran la calle Christopher y la posada Stonewall, donde se llevaron a cabo los disturbios de Stonewall en 1969, que dieron inicio al movimiento de liberación gay. El nombre "the Village" pronto se volvió un término genérico para denominar a un barrio de tendencia gay (Recordar el grupo musical The Village People). También leímos que antiguamente vivieron aquí MarkTwain, Edgar Allan Poe, y otros muchos intelectuales.

La cosa es que encontramos una fantástica pizzería donde por fin probamos la comida italiana y, caminando hacia Washington Square, encontramos un mercadillo callejero para visitar.

Entrada al Washington Square

Tienda pintoresca del Village

Intentamos buscar una tienda de rock para el regalo a Juan pero o bien había desaparecido o bien estaba demasiado escondida.

Empezaba a chispear, así que buscamos un bar en donde refugiarnos y acabamos en un pub que se llamaba "The Lion Red". Allí nos tomamos café, cerveza y refresco y vivimos una pintoresca situación al hacernos dejar nuestra tarjeta de crédito de fianza hasta que abonáramos las consumiciones. Esto supuso que fuera la primera vez que no dejaba propina, y he de decir que al tipo de la barra se le cambió la cara: pasó de una amable sonrisa a un rictus de asco que, en cierta forma, me regocijó.

Y, poco a poco, comenzamos a ascender para llegar al lugar emblemático para Iñigo: EL MADISON SQUARE GARDEN!! Nuestro partido con la NBA nos esperaba.

Todo un espectáculo. Eso sí, los Boston Celtics unos paquetes: no metían una. Ganaron los Knicks por goleada. De vez en cuando proyectaban a los famosos que estaban en primera fila (Dylan McDermott, Emily Rossum, Chris Rock, viejas glorias de la NBA..), y entre cuarto y cuarto disparaban regalos al público y salían animadoras y grupos de baile.

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