Bilbao

Al estallar la guera civl, la trama conspiratoria en el batallón de infantería de montaña Garellano nº 6 y en las fuerzas del orden acabó fracasando, gracias a mandos como el teniente coronel Joaquín Vidal Munarriz y la inmediata reacción del jefe de la Guardia Municipal de Bilbao, Arambarri, que pusieron fin al intento de rebelión en el primero, y a la movilización popular que vigilaba los acuartelamientos.

A partir de ese momento Bilbao se transformó en centro organizador de la resistencia contra los sublevados, remitiendo columnas de combate al límite alavés o en apoyo de Gipuzkoa. El Gobierno Civil (Gobernador Echevarria Novoa y la "Junta de defensa de Bizkaia") resultaron determinantes para mantener el orden legal republicano.


Cuando el 7 de octubre de 1936 el Gobierno Vasco asumió las responsabilidades de gobierno se encontró con una organización militar en ciernes heredada de sus antecesores.


Bilbao se transformó en la base militar del Ejército Vasco - Euzko Gudarostea como definía el Gobierno vasco a sus fuerzas. Según la denominación del Gobierno Central el I Cuerpo del ejército republicano del Norte.

Decenas de batallones y otras unidades militares tuvieron su sede en los amplios cuarteles de Garellano, o en escuelas, colegios (Escolapios en Alameda Rekalde), conventos u otras edificaciones incautadas y habilitadas para los neuvos fines.
También, aparte del hospital de Basurto, se habilitaron hospitales y en total, sin contar Deusto, Bilbao dispuso de ocho hospitales; pero sobre todo Bilbao fue la sede del Gobierno Vasco, y el símbolo de la resistencia contra la rebelión armada. Eso lo convirtió en objetivo militar de los sublevados franquistas, siendo blanco de numerosos bombardeos aéreos, e incluso artilleros, cuando el frente llegó a los aledaños de la Villa.

Como ejemplo ahí están los bombardeos aéreos de los días 25 y 26 de septiembre de 1936, o los del 4 de enero, 4, 7 18 y 22 de abril; 1, 24 de mayo; y ya en junio entre aéreos o artilleros los de las jornadas del 5, 12, 13, 14 y 15 de junio. Los bombardeos de septiembre de 1936 y del 4 de enero de 1937 tuvieron trágicas consecuencias añadidas, al asaltar los barcos prisión y las cárceles multitudes enfurecidas, asesinando a centenares de presos.

 

Movilización:

Al inciarse el conflicto numerosos voluntarios se inscriben en las Milicas Voluntarias de partidos y sindicatos.


Entre los nacionalistas vascos destacó la función del batzoki de Deusto en la movilización. Varios se integraron en la compañía Elgezabal, integrada luego en el batallón Gordexola. Los afiliados de Deusto representaron un porcentaje elevado en compañías como la "Arbolagaña". Varias unidades nacionalistas estuvieron acuarteladas en edificios como el Colegio de Sordomudos y el chalet Bidarte.
Los batallones Itxasalde y 7º de Ingenieros Gogorki pasaron por ambos, el Kirikiño por Bidarte, los Rebelión de la Sal y Ariztimuño por Sordomudos.
Otras unidades fueron, de hecho, creadas en dichos cuarteles, caso del batallón Simón Bolibar y de la compañía "Jatamendi".
Además, en el distrito de Deusto se realizó la inscripción de los batallones nacionalistas de retaguardia, empleándose como centros de recogida de datos de los voluntarios los batzokis de Deusto, Matiko y Elorrieta.

Por su parte, entre las izquierdas, la UGT se incautó como acuartelamiento la Universidad de Deusto, pasando por la misma buena parte de sus batallones. Por ejemplo, el 9º se formó en Deusto en noviembre de 1936. El campo de futbol de la universidad se habilitó como campo de instrucción de los milicianos. Además, Deusto contó con un hospital para atender las bajas de la campaña.